Estuve en Atalaya una semana. Varias cosas hay para contar y encantar, como la hermosa vista al rio Tambo, que a menos de dos kilometros más arriba se une al Urumbamba para formar el Ucayali, pronto Amazonas. Guarda una expectativa que se ha vuelto típica en varias partes de la amazonia: la construcción de la carretera que la unirá a Puerto Ocopa y, por lo tanto, a Lima y al Perú.
Vista aérea de Atalaya*
Me senti comodo en tal pueblo, por ser apacible, discreto, atento, seguro; sin asaltos ni miedos dignos de las ciudades mas grandes. Su tranquilidad puede ser producto de la importante presencia catolica, con radio, colegio y universidad propia.
Las culturas amazónicas estan vivas en la plaza y la radio, sus espacios más publicos. A la pequeña ciudad capital la rodean casi 40 comunidades indígenas, en su mayoria asheninkas y ashaninkas, aunque también hay una mediana presencia de yines y shipibos. Los idiomas se mezclan en la hora intercultural de radio San Antonio o en La Nueva Voz Indigena de radio Galaxia. Los trajes tradicionales, las cushmas de cada etnia, que visten los alumnos de la Universidad Sede Sapientiae, pintan y dibujan la plaza central.
Vista al río Tambo desde el malecón*
En medio de la plaza, Juan Santos Atahualpa, imponente y dorado, mira hacia la municipalidad. Personaje de leyenda. Héroe oculto en la selva. Rebelde ashaninka. Sus revueltas indígenas son todavía un pasaje algo distraído de nuestra historia. Fue el líder de la rebelión indígena más grande del Perú, que latió diez años en el Gran Pajonal, desde 1742. Anturo Enrique de la Torre Lopez, estudioso de Apu Inca, como se nombró el propio caudillo, comenta que:
De entre los levantamientos utilizados como ejemplo de lo 'inhabitual', se encuentra la revuelta de Juan Santos Atahualpa que junto a la de José Gabriel Condorcanqui aparece como fenómeno emblemático del siglo XVIII.
Apu Inca en la plaza de armas de Atalaya*
Conversaba con Raúl Vasquez en su oficina de Imagen Institucional de la Municipalidad de Atalaya, con su voz que nunca deja de hacer locución radial. De su ventana se veía al dorado atalaya. Le conté que hace algunos años, en el marco de la exposición Amazonia al Descubierto, había una serie de imágenes del artista ashaninka Enrique Casanto, bajo la curaduría de Pablo Macera, inspiradas en la visión indígena de la rebelió, lo que incluía la narración del legado revoluncionario de Josecito, hijo de Apu Inca. A Raúl le pareció también inédito. Así que le recomendé comunicarse con el Seminario de Historia Rural Andina de la San Marcos y de ser posible con el propio Macera.
Poco después Xuxa, mi compañera de viaje, me contó que la UGEL (Unidad de Gestión Educativa Local) de Atalaya tiene toda la intención de transmitir a los estudiantes la historia de Juan Santos, pero no tienen documentación que les sirva de fuente o material didáctico. Esto me recordó un proyecto de Inka Kola, unas mochilas que incluian, entre algunos útiles escolares, un libro ilustrado con cuentos y tradiciones indígenas, cuyo contenido fue adquirido de propio Macera. Esperemos que pronto la Municipalidad de Atalaya encuentre a Macera o a la Inka Kola, por el bien de la memoria y la educación de los niños amazónicos.
Joven ashanika durante encuentro indígena
(*Cortesía Héctor Sinti, radio Ucayali)
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1 comentario:
Me parece muy importante que los peruanos conozcamos sobre nuestra historia y Juan Santos Atahualpa es parte de la historia de Perú, Atalaya y porque no también decir de Ucayali, éste indígena batalló contra los españoles a fin de no dejar que dominen y conquisten su pueblo y lo hizo con mucha valentía al igual que; Miguel Grau, Francisco Bolognesi, Quiñones, José Gálvez y otros, porque no reconocer a este peruano que también nos defendió con el mismo valor?, sería importante para los hermanos indígenas de todo Perú y América Latina tener un heroe nacional indígena más, después de Túpac Amaru... no creen???.
En tanto Atalaya seguirá siendo el bastión del último Inca y su memoria y alma de este heroe nos ayudará y acompañará por siempre a seguir teniendo esa paz y tranquilidad que él siempre quizo para esta parte de la amazonia.
Atte. Luis Tenazoa Narváez
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