05 mayo 2008

Juaneco After Party

El miércoles 30 de abril tocó Juaneco y su Combo en la discoteca Voce de Lima. Más que una crónica, este es un ejercicio para explicarme las peculiaridades del concierto.

Varios temas interpretados esa noche fueron compuestas cuando Juaneco reventaba en las fiestas de Pucallpa, a finales de los 60s y hasta muy entrados los 80s. De los intérpretes originales del primer álbum, de 1966, sólo vimos a dos sobre el escenario esa noche: Rosendo Hidalgo en los timbales y Wilindoro Cacique en la voz. El tercer interprete de antología que los acompañaba, Fernando Mora, sustituyó en la guitarra a Noe Fachín, el brujo, cuando este falleciera en la avioneta que se estrelló en la selva central, ya en 1978. Nadie nos lo confirmó, pero algunos reconocimos en los teclados a Johnny Pezo Wong, nieto del maestro fundador Juan Wong Paredes, sobrino del sucesor Juan Wong Popolicio, los meros meros Juanecos.

Perplejidad. Surrealismo. Al ver a mis paisanos que bordean los ochenta años, rodeados por veinteañeros limeños que saltan y se agitan como en un concierto de rock pero que es de cumbia. Fuimos testigos, 42 años después, de cómo se volvía realidad el ideal primigenio de la banda (de cualquier banda provinciana): conquistar la capital y sus círculos exclusivos (y excluyentes). “Nunca me lo hubiera imaginado”, susurraba Wilindoro entre canción y canción. Muchos conocidos que encontré a la entrada, que estoy seguro jamás me hubieran acompañado a este concierto hace unos años, ya que los mayores exponentes de la cumbia amazónica estaban lejos de sus patrones (y patronos) musicales, esta vez merodeaban, curiosos, escépticos, afanosos, ante esta invitación - y cada vez menos invasión- musical. (No vale generalizar. Siempre hubo un underground amazónico en Lima, yo sobre todo lo vi entre melómanos jovenes, y sirvió de caldo de cultivo para este nuevo movimiento… o moda.)

Las críticas son infaltables, pero no mías esta vez. Mi paisano Lucho Correa exige que se adopten los modales formales de un concierto de cumbia, dejar el gregarismo roquero para que cada uno baile con su pareja a lo fiesta popular. Otros se quejaban del contexto: la moda y el snobismo. Uno de ellos me dijo que así no suena Juaneco, a lo que le pregunté si había visto a Juaneco antes en concierto... Poco me interesan los purismos ahora, aunque no son antojadizos. Más atento estoy al proceso que representa este concierto. Mas atento estoy a cómo la Lima exclusiva (y excluyente) se torna conciente de una música que, sorpresivamente, también era peruana y era buena. Más curioso es cómo sus jóvenes acomodados lo asumen como moda sin saberla bailar. Más prudente es ubicarnos en medio de la revolución (sí, revolución) que vive este segmento del Perú y salpica a todo el resto.

Las modas entre los jovenes y los grupos de élite, sirven, entre otras cosas, para dar estatus. Las mujeres más bellas y más fashion visten las últimas tendencias en ropa y trapos. Son líderes de otras que persiguen verse igual de bellas, igual de fashion o sencillamente para no sentirse out. Estar a la moda incluye, te pone in. Hasta hace pocos años, a la cumbia peruana le era imposible situarse entre estas corrientes, menos aún a la cumbia amazónica, y el motivo no era musical sino cultural. Lo provinciano, lo serrano, lo amazónico, no otorgaba estatus. Por más picante o sensual que fuera una canción, cómo vas a bailar eso, te decía tu enamorada si movías los pies, y en caso extremo, escuchabas ese tonito condenatorio y aplastante: "no seas cholo". Sólo lo afro y lo criollo podían salvarse si caían en el momento y lugar justos.

Lo que brinda estatus de Juaneco y su Combo y hace llenar una discoteca en Lince, es su condición de joya recuperada. Asi como antes se buscaban los discos caletas de los Beatles que nadie tenia y que el Internet hoy regala, ahora buscas al Juaneco y su combo que se creia perdido (lo popular, me especificaría Gaby Lajo). Las rarezas peruanas, que no pierden calidad por ser rarezas, estan a la orden del dia. El mercado lo demanda porque lo que esta de moda en Lima no es Juaneco, sino el Perú.

Tal como en la comida, la artesanía o el turismo, la Lima exclusiva (y excluyente) y por consecuencia muchos otros peruanos más, han despertado al adormecimiento del prejuicio. Las canciones de Juaneco son pegajosas y divertidas, y se me antoja decir que eso es impajaritable. Gozan de tal repetición melódica, que fácil hubiesen sido un tema del verano en los 70s. Durante este concierto el ritmo peruano, al fin, superó a sus prejuicios. Esto sí me resulta una revolución por más moda que sea. Para que se vuelva moda, los jovenes tuvimos que quebrar el pasado.

Insisto y exagero. Veo una actitud de reconciliación, como retractándonos, los jovenes de ahora (exclusivos quizás, pero cada vez menos excluyentes) de un histórico centralismo musical. Se me ocurre una culpa ajena, un inconciente colectivo, heredado de los padres, que repara y cose, canción a canción, cual mujer hilandera, las fracturas de la costa frente al ande y la selva. ¿Estarán estos jóvenes limeños matando al abuelo? Al ritmo de pelejitos saltarines, runa mulas perdidas y shipibos en España, presencié primero incrédulo, después orgulloso, cómo todas las canciones de las tres horas de concierto, hasta las más desconocidas para este público neófito y vulnerable, les movían las caderas y los pies, indefensos ante los antepasados de Explosión y Kaliente y el fantasma del brujo Noé Fachín.

10 abril 2008

Carreteras mojadas

Lluvias incontrolables. Sus consecuencias, reiteradas y severas, deberíamos saber controlar.

Hoy me encontré con mi amigo Lucho Correa quien llegó por carretera desde Lima. Su bus demoró 21 horas. Las lluvias han destruido la carretera Federico Basadre, nuevamente. Me contó que su chofer, en una acción de equilibrismo circense, pasó por sobre una tira de la carretera, al borde del residuo de la vía, rodando sobre lo que quedaba del asfalto, jugando cielo o infierno al pie del río.

Su historia me recordó que hace menos de dos meses se inundó Aguaytía, la primera ciudad de selva baja (o rupa rupa, sin montañas) del camino de venida a Pucallpa. Esa vez también colapsaron varios tramos. Publico ahora algunas de las fotos que me llegaron entonces por correo electrónico, gracias a la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza.

No creo ni normal ni justo que nos pasen este tipo de cosas todos los años. Los daños humanos, morales y económicos nos llueven, literalmente, sobre mojado. Las soluciones se enmohecen sobre nuestra derruida y eternamente inconclusa carretera (que ya bastante tienen con los asaltos).

El resto lo dejo a las imágenes.


09 abril 2008

tu me enseñas a hacer hilos... (segunda parte)

A pedido de los visitantes, aquí los audios de las primeras versiones de Mulher Rendeira (el antepasado de la Mujer Hilandera de Juaneco y su Combo). Nótese cómo una de ellas cambia la letra para hablarnos de O Cangaceiro, personaje que da nombre a la película de Lima Barreto y de la cual viene el soundtrack.



08 abril 2008

La selva tampoco es apta para adultos

La pagina (la excelente alternativa televisiva) NAPA, ha hecho varios reportajes a partir de experiencias amazónicas muy poco difundidas pero de lo más interesantes (para variar).

Además de recopilar algunos de sus reportajes, quiero agradecer a Daniel, Nico y todo el equipo de TV Cultura por su interés en la amazonia.

(A propósito, han implandato una nueva moda: ¡SHIPIBIZATE OE!... a ver miras las cosas con fondo verde)

Disfruten...

Intercambio cultural. Las dos orillas


¡Shipibízate!


Asociación “La Restinga”


Me llega la delincuencia en Belén

27 marzo 2008

¿Y dónde está el hortelano?

A propósito del hortelanismo y tanto perro suelto por ahí

Alan García se la pasa diciendo que varios peruanos ni comemos ni dejamos comer. Aunque los indígenas amazónicos son de los más achacados, por ser quienes junto con ONGs, académicos y demás instituciones, supuestamente "han creado la figura del nativo selvático 'no conectado'; es decir, desconocido pero presumible, por lo que millones de hectáreas no deben ser exploradas, y el petróleo peruano debe quedarse bajo tierra mientras se paga en el mundo US$90 por cada barril". Al respecto, Alberto Chirif responde aludiendo que "el respeto a los derechos de pueblos con organización social y económica diferente a la hegemónica, es otra condición para construir un país sano. También, por supuesto, el respeto a su integridad y su vida, sea que se trate de población no contactada (no es 'no conectada', señor presidente) o contactada."

Otro tema me preocupa. Y está en la naturaleza de la analogía misma, de origen español, famosa por la obra homónima de Lope de Vega. El perro por ser carnívoro, no come hortalizas. Al ser guardían, no deja que comerlas, ni siquiera a su dueño. Entonces, si existiese este perro que no deja "comer" la selva amazonica, ¿quién es su dueño? Y por consiguiente, ¿quien es el dueño de las hortalizas? Las tierras legalmente le pertenecen al Estado peruano mientras no se privaticen. Pero son simbólicamente, a manera de decir tradicional, ancestral, culturalmente, de los indígenas que han poblado esa zona más de 3 mil años.

Estos 30 siglos que han permanecido los indígenas en la selva complejiza más el hortelanismo, pues "(...) lo que se ha dado en llamar 'conocimiento tradicional' es más que la sabiduría actual de nuestros pueblos sobre la biodiversidad que los rodea, su conocimiento sobre cómo cuidarla y cómo utilizarla (...) éste hace parte de la biodiversidad misma, ya que ella se ha venido transformando a través del tiempo con el manejo que los pueblos indígenas le han dado, con esas innovaciones surgidas de nuestra propia ciencia", dice el líder indígena colombiano Lorenzo Muelas Hurtado. Vale decir que ningún extremo es saludable y que es miope (como poco estretégico) solamente promover privatizaciones e inversiones extranjeras, casi sin condiciones, cuando resulta imprescindible la investigación y el aprovechamiento de nuestros 'conocimientos tradicionales', amparados por ejemplo bajo la Ley 27811 e Indecopi. Una cosa es ser perro del hortelano, otra peor es ser perro faldero.

Es conveniente preguntarse ahora, ¿qué es comer para un hortelanista? Releo el artículo del actual presidente y alcanzo siempre a la misma conclusión: es invertir en una riqueza natural gracias a la acceso a su propiedad, generando sobre todo más empleo. Hermando de Soto me parece un hombre inteligente por haber defendido esta estrategia sobre la cual profudiza, desde antes que García, como un medio para el desarrollo capitalista de un país, pero lo seguirá siendo mientras no pase por encima de los derechos civiles y colectivos de algunos peruanos.

El ejemplo achuar vs. petroleras es paradigmático. BBC Mundo ha publicado hace pocos días en su portal web un reportaje (Perú: tribus vs corporación) donde se dice que "una gran corporación llega a una selva impoluta y comienza a destruir el medio ambiente y, sucesivamente, el medio de sustento de la población indígena que vive ahí. Pero ahora la trama parece que se invierte, pues han surgido casos de pueblos indígenas que están invadiendo el terreno de las grandes corporaciones para retarlas en su propio juego." Es decir, la libertad a las petroleras no es nueva, pero ante la falta de fiscalización, la corrupción, la irresponsabilidad empresarial y la indiferencia hacia el otro peruano pobre o indígena, se volvió libertinaje, y trajo contaminación ambiental y social. La segunda más que la primera en varias zonas mineras, como Yanacocha. Tal es la condición de los indígenas, cuando invaden son culpables y cuando los invaden también, porque a perro flaco todo son pulgas.

El hortelanismo entonces es relativo y depende de quién comerá las hortalizas, mas no de quien es el hortelano. Las comunidades indígenas amazónicas guardan en su lengua y su conocimiento tradicional un recurso del cual todavíase nutren (valga como sinónimo superior a "comen"), pero no hemos sabido metabolizarlo con el resto del país. Si se los quitan abruptamente, así sea una propiedad tan solo de caracter simbólico, que no lo es, porque es vital, se podría hacer un daño tremendo a nuestro mayor intangible, al más importante banco de conocimientos sobre la biodiversidad amazónica. Ahí la gran falacia del perro del hortelano.

La intención de aprovechar los recursos naturales amazónicos es meritoria, pero la estategia es sesgada, obtusa. Muchas veces los medios justifican los fines, porque los medios se palpan en el día a día, mientras los fines son ilusorios, casi supuestos. Es muy probable que veamos cómo las privatizaciones y otras políticas similares colman el territorio amazónico y que eso sea lo único que veamos. Los beneficios del hortelanismo requieren de mucho más esfuerzos en legislación y educación, en reconocimiento e inclusión, para que recaigan sobre los pueblos indígenas y el resto de peruanos. Por eso es comprensible la posición indígena. Porque sus hortalizas han sido saqueadas por perros durante siglos. Y a pesar de las mejores intenciones, la desconfianza es tan natural ahora como los recursos en juego. A otro perro con ese hueso.

23 marzo 2008

El Atalaya que extraña Atalaya

Impresiones sobre Juan Santos Atahualpa en una ciudad que le rinde homenaje sin saber bien cómo

Estuve en Atalaya una semana. Varias cosas hay para contar y encantar, como la hermosa vista al rio Tambo, que a menos de dos kilometros más arriba se une al Urumbamba para formar el Ucayali, pronto Amazonas. Guarda una expectativa que se ha vuelto típica en varias partes de la amazonia: la construcción de la carretera que la unirá a Puerto Ocopa y, por lo tanto, a Lima y al Perú.


Vista aérea de Atalaya*

Me senti comodo en tal pueblo, por ser apacible, discreto, atento, seguro; sin asaltos ni miedos dignos de las ciudades mas grandes. Su tranquilidad puede ser producto de la importante presencia catolica, con radio, colegio y universidad propia.

Las culturas amazónicas estan vivas en la plaza y la radio, sus espacios más publicos. A la pequeña ciudad capital la rodean casi 40 comunidades indígenas, en su mayoria asheninkas y ashaninkas, aunque también hay una mediana presencia de yines y shipibos. Los idiomas se mezclan en la hora intercultural de radio San Antonio o en La Nueva Voz Indigena de radio Galaxia. Los trajes tradicionales, las cushmas de cada etnia, que visten los alumnos de la Universidad Sede Sapientiae, pintan y dibujan la plaza central.

Vista al río Tambo desde el malecón*

En medio de la plaza, Juan Santos Atahualpa, imponente y dorado, mira hacia la municipalidad. Personaje de leyenda. Héroe oculto en la selva. Rebelde ashaninka. Sus revueltas indígenas son todavía un pasaje algo distraído de nuestra historia. Fue el líder de la rebelión indígena más grande del Perú, que latió diez años en el Gran Pajonal, desde 1742. Anturo Enrique de la Torre Lopez, estudioso de Apu Inca, como se nombró el propio caudillo, comenta que:

De entre los levantamientos utilizados como ejemplo de lo 'inhabitual', se encuentra la revuelta de Juan Santos Atahualpa que junto a la de José Gabriel Condorcanqui aparece como fenómeno emblemático del siglo XVIII.

Apu Inca en la plaza de armas de Atalaya*

Conversaba con Raúl Vasquez en su oficina de Imagen Institucional de la Municipalidad de Atalaya, con su voz que nunca deja de hacer locución radial. De su ventana se veía al dorado atalaya. Le conté que hace algunos años, en el marco de la exposición Amazonia al Descubierto, había una serie de imágenes del artista ashaninka Enrique Casanto, bajo la curaduría de Pablo Macera, inspiradas en la visión indígena de la rebelió, lo que incluía la narración del legado revoluncionario de Josecito, hijo de Apu Inca. A Raúl le pareció también inédito. Así que le recomendé comunicarse con el Seminario de Historia Rural Andina de la San Marcos y de ser posible con el propio Macera.

Poco después Xuxa, mi compañera de viaje, me contó que la UGEL (Unidad de Gestión Educativa Local) de Atalaya tiene toda la intención de transmitir a los estudiantes la historia de Juan Santos, pero no tienen documentación que les sirva de fuente o material didáctico. Esto me recordó un proyecto de Inka Kola, unas mochilas que incluian, entre algunos útiles escolares, un libro ilustrado con cuentos y tradiciones indígenas, cuyo contenido fue adquirido de propio Macera. Esperemos que pronto la Municipalidad de Atalaya encuentre a Macera o a la Inka Kola, por el bien de la memoria y la educación de los niños amazónicos.

Joven ashanika durante encuentro indígena


(*Cortesía Héctor Sinti, radio Ucayali)

Más información:

Rebelión Indígena de Juan Santos Atahualpa en Educared

Guerra y Religión en Juan Santos Atahualpa

16 febrero 2008

tú me enseñas a hacer hilos...

Juaneco y su Combo hace un cover de la canción Mulher Rendeira de Zé do Norte entre fines de los 60 y principios de los 70. La versión original sirvió de soundtrack para la película O Cangaceiro, en 1953, una especie de western inspirado en estos delincuentes del sertón brasilero de los que también escribe Vargas Llosa en La Guerra del Fin del Mundo.

Aquí una selección de su legado....

Jazzeada


En quermés


Andina


Con coristas asiáticos


Un tío bien chévere


La de Bareto... harta energía