reflexiones ante las cenizas (todavía encendidas) de una huelga de nunca acabar
A la huelga que paralizó Ucayali por 10 días, algunos medios de comunicación locales la llamaron con un nombre que se mece entre la tradición y la reivindicación, la nostalgia y la euforia, la historia y su recurrencia: Ucayalazo 2007. Sus antecedentes, los Pucallpazos de los 80s, cuando la provincia de Coronel Portillo trataba de consolidarse como el departamento de Ucayali, comparten demasiadas características con las movilizaciones de este año: un Frente de Defensa operador de una Asamblea Popular, un extenso pliego de reclamos con puntos de lo más dispersos y sin especificaciones técnicas, una población completamente paralizada con piquetes y ollas comunes en las calles, etc. Tal es el fantasma de los Pucallpazos en los acontecimientos actuales y su discurso, que muchos de los personajes importantes de los Pucallpazos, entre ellos su principal dirigente, siguen con una presencia activa en el Ucayalazo de estos tiempos, casi 30 años después. Los Pucallpazos y el Ucayalazo no son asuntos aislados el uno del otro, son parte de una misma línea de vida. Como bien coinciden Carlos Reyna y Mirko Lauer, este y tantos otros conflictos sociales del Perú vienen de hace más de 20 años.
Ucayalazo 2007 evoca a Alemania 2006, Foro Social 2004, Seúl 88, Woodstock 69. Sugiere un evento reiterativo, que se repite cada cierta numero de años. El nombre me suena absurdo para una movilización de este tipo, aunque no soy indiferente a su intensa connotación histórica y social. Por momentos me hace pensar en una herida sin cicatrizar, una enfermedad mal curada, un círculo que no se termina de cerrar. El Pucallpazo y el Ucayalazo son una institución cíclica en este zona de la selva, que regresa (implosiona) cada cierto tiempo para recordarnos que la Amazonia peruana precisa de un tratamiento especial muy bien pensado y gestionado, que el centralismo es tan exacerbado y la ausencia de Estado tan notoria que es sentida como un olvido, que Pucallpa es la barriada más grande de la Amazonia y desde hace décadas espera su puerto y su carretera que todos los gobiernos prometen, que las selva está siendo devorada por la industria forestal mal controlada y las terribles condiciones ofrecidas a los agricultores, pero principalmente nos recuerda que la pobreza y la ignorancia son intransigentes y vehementes. Pero no podemos echar la culpa de todos los males al gobierno central. Por ejemplo, el subcentralismo en Ucayali (concentración de poder y recursos en Pucallpa) es culpa de los pucallpinos, no de los limeños, y esa es una de las causas de que pueblos como Purús estén tan desconectados del Perú que quieran volverse brasileros.
mapa de Ucayali
El Ucayalazo derivado de los Pucallpazos es una fórmula arrastrada ante la falta de nuevas estrategías políticas y rostros dirigenciales que pongan en práctica ante el Estado y la ciudadanía métodos para el reclamo más acordes a nuestros tiempos: con un fajo de propuestas técnicas que incrementen el poder de negociación ante el Ejecutivo, haciendo movilizaciones más creativas que no disparen contra el trabajo y los quehaceres cotidianos de los ucayalinos y que no atenten contra la infraestructura de la ciudad y la propiedad privada, y que no dejen sin estudiar a los niños y adolescentes que ninguna culpa tienen de tanto alboroto (es inaceptable verlos desfilar sin entender la naturaleza del suceso, convirtiéndose en varias oportunidades en operadores del vandalismo). No hacernos daño a nosotros mismos es la medida más inteligente. Debo advertir que si uno de los objetivos de las exoneraciones para la Amazonía es atraer inversiones, muchas de ellas extranjeras, huelgas como la iniciada el 26 de junio y la anunciada para el 16 de julio sirven, por el contrario, para ahuyentarlas por la inestabilidad política y social que representan.
En el tema de las exoneraciones e incentivos tributarios para la Amazonia, principal móvil de este Ucayalazo, hay un asunto que es poco discutido en los espacios formales: la ética. Algunos mencionan que los 97 millones de soles que recibirá Ucayali a cambio de la eliminación de algunos de estos beneficios serán víctima de la corrupción e incluso llegan a decir que el actual presidente regional, Jorge Velásquez Portocarrero, tiene un hambre descontrolado por recibir su tajada. Otros hablan del contrabando, la evasión tibutaria y la mínima responsabilidad social de los empresarios que incrementan sus ganancias gracias a la Ley de Promoción de Inversión en la Amazonía, lo que, según esta posición, ha causado inequidad pues sirve para que unos pocos se hagan ricos. Entonces, el telón de fondo del debate parece ser quién se tira la plata. Pero basta darnos cuenta que ambos, el contrabando y la corrupción, coexisten, se complementan y se necesitan para sobrevivir, concluyendo que Ucayali no se desarrollará si no se corta esta situación de raíz. Se requiere lo contrario, medidas suficientes y efectivas de fiscalización, control y promoción por parte del Estado, empresarios (no empresaurios como me diría mi amigo Carlos Zapata) que, sin perder un centavo, tomen en cuenta que los incentivos son para el desarrollo de la región y, por lo tanto, para asegurar el bienestar de sus trabajadores y del medio ambiente.
Nunca he estado en favor de esta huelga, aunque mi entendimiento sobre los motivos que la provocaron se ha ampliado durante su transcurso. Antes de salir a pelear contra el Estado nacional, como si fuese nuestro enemigo, deberíamos luchar contra la ignorancia, es decir, difundir información altamente digerible (un reto a la comunicación) sobre la problemática de las exoneraciones, los incentivos y beneficios tributarios para la Amazonia, para una mayor comprensión y convicción de los actores involucrados. Ha sido muy común encontrarse en la calle con gente que no tenía idea de por qué reclamaba, dejándose llevar por la euforia y los argumentos a veces bastante limitados de los dirigentes. En relación a lo anterior, creo que el tratamiento especial para la Amazonia debe ser revisado en su totalidad, sin medidas repentinas y en muchos casos alejadas de la realidad amazonica que vienen desde Lima, ni bajo el chauvinismo cerrado e improductivo en que puede convertirse un trabajo improvisado desde Ucayali. Para esto es necesario que en el oriente peruano contemos con más expertos que puedan debatir el asunto y consigan soluciones y propuestas. Para alcanzar esta meta, reitero, es cuestión de prepararnos sacrificadamente. En las nuevas generaciones de dirigentes está latente este desafío, que es a la vez una apuesta.
1 comentario:
Estimado Elohim,
Muy buen analisis general sobre lo ocurrido en estos ultimos días en nuesta región -paro regional-, que particularmente lo comparto.
Considero que Ucayali es una región que tiene todo para desarrollarse tenemos un potencial en la agro-industria que por ahora es incipiente pero ahi esta; la palma, la caña de azúcar, el camu-camu, el sacha inchi, etc. En el tema forestal tenemos infinidad de variedad de madera que tienen un mercado infinito, pero talvez en este tema faltaría un poco mas de compromiso del gobierno local para su mejor desarrollo.
No permitimos que se detenbga el desarrollo, entendamos que es todos remar la canoa en misma dirección, aprovechemos lo que tenemos ----
Ucayali va tener presupuesto para ejecutar proyectos como nuca antes lo tuvo, hay que aprovechar este momento.
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