30 agosto 2007

Cascos calurosos

La moto es el principal medio de transporte urbano en la selva peruana (como en varias otras provincias). Recién ahora se trató de exigir el uso de cascos en Pucallpa. En Iquitos el intento también fue fallido.

Las motocicletas son parte del paisaje urbano en las ciudades amazónicas: Tarapoto, Iquitos, Yurimaguas, Pucallpa, Tingo María, Puerto Maldonado... en todas ellas hay motos en sinnúmero de modelos y tamaños; para pistas, chacras, cross, todo terreno. A los jóvenes lugareños les encanta el motocross, tienen pegadas en las paredes de sus cuartos la foto del último modelo que sueñan comprar o al menos conducir alguna vez. El calor, los pocos caminos asfaltados y los costos más bararos, de las motos y su combustible, son factores que entusiasman su uso. Por estos sitios es tan común la moto (y su comercialización tan lucrativa) que la marca Honda ha anunciado para este año la apertura de una fábrica en Iquitos.

Hasta hace unos meses, aquí en Pucallpa nadie se ponía, a pesar que el Reglamento Nacional de Tránsito así lo establece:

Artículo 105º.- El conductor y el pasajero de una motocicleta o cualquier
otro tipo de ciclomotor, deben usar casco protector autorizado. El conductor además debe usar anteojos protectores cuando el casco no tenga protector cortaviento o el vehículo carezca de parabrisas.
Hasta que al jefe de tránsito de la policíade Pucallpa se le ocurrió obligar a todos, de repente, a ponerse casco. Y el tema causó debate... en parte porque la gente se resiste a dejar la comodidad de andar con la cabeza descubierta, con el viento fresco rozando el pelo y los cachetes. No es sencillo acostumbrarse a un objeto como ese en la cabeza, bajo el sol sofocante.

Pero se fueron inventando nuevos pretextos con tal de no usar cascos. Uno es que quita visibilidad a los costados. Otro que la delincuencia aumentará porque el casco es una herramienta de camuflaje. O que es incómodo cargarlo al bajarse de la moto. Respecto al primero, los cascos proveen una visión periférica de entre 200 y 220 grados, cuando la gran mayoría de accidentes se dan en un rango de 160 aproximadamente. En otras palabras, la mayoría de accidentes se dan cuando uno está viendo al frente. En segundo lugar, no se puede culpar a una solución de seguridad vial por un problema de seguridad ciudadana, como la delincuencia; si bien es cierto que los robamotos (como los llaman aquí) podrían camuflarse en los cascos, es responsabilidad de la DININCRI o cualquier otra dirección competente combatir y reducir el crimen organizado. En todo caso, las distintas instancias de la policía deberían coordinar, mas no reducir la seguridad vial a costa de lo que no pueden cumplir los demás policías.

Sobre la incomodidad de llevar el casco al estacionarse, creo que la respuesta encierra la decisión que personalmente debería dar cada uno a este debate: al ser responsable de su vida, elige qué es lo que prioriza, si la seguridad o la comodidad.

La opinión pública no es ingenua y vio incoherente la campaña de seguridad entonces realizada por la policía, porque no atacaba el problema de los accidentes de manera integral. Para empezar, se exigía el uso obligatorio del casco únicamente al conductor, mas no al acompañante. Tampoco se ejercía la misma presión para otras medidas de control como la velocidad, la cantidad de pasajeros sobre una moto o el consumo de alcohol. En la Municipalidad, los tramitadores consiguen licencias con cierta facilidad, en menos tiempo y sin exámenes. El problema de fondo, no solucionado, es una pobre educación vial: las normas de tránsito son de adorno y la seguridad es subestimada. Mientras tanto, en la prensa local se leen afirmaciones absurdas; como una que dice que con el casco "se busca reducir la cantidad de accidentes que ocurren a diario en la ciudad de Pucallpa". Es como confundir freno con espejo.

Los cascos tienen varios tipos y especificaciones técnicas (ver infografía), pero el reglamento peruano no las delimita y las Municipalidades tampoco lo hacen. Uno puede usar una caja de cartón rellena de esponja, ponérsela en la cabeza, unos lentes de sol, y pasa piola. Al parecer no hay especialistas que se encarguen de estas cosas. Me han contado de alguien que al ser detenido por un policía, compró un casco a un ambulante que estaba a unos metros y lo aplastó con sus manos hasta romperlo. "¿Quiere que esto se meta en mi cabeza si me accidento?", le preguntó al policía, sin evitar la papeleta. Casos como este desestiman la seguridad que nos da un casco y hace pensar a la población, además de lo antes mencionado, que es un gasto inutil. Sería oportuno que se elaboren cascos más acordes al clima amazónico y a la economía local. También lo sería que incluyan las condiciones mímimas que debería tener un casco para proteger nuestra cabeza.

En Puerto Maldonado el uso del casco sí está generalizado, pero en Iquitos el intento de imponer su uso fue vano. La policía cedió ante la negligencia de los conductores y la ley se volvió letra muerta. En Yurimaguas y Tarapoto lo es desde siempre. En Pucallpa, similar. La población empezó a especular sobre un presunto conflicto de intereses del jefe de tránsito de la policía, por estar involucrado en la venta de cascos, mientras tanto, la fecha límite para hacer su uso obligatorio se fue dilatando hasta el infinito. Como colofón, la Municipalidad Provincial de Coronel Portillo dejó sin efecto la obligatoriedad del casco. ¿Cuál es la situación actual? La mayoría de gente que entonces compró cascos ahora ni los usa. La educación vial y el cumplimiento de las reglas de tránsito son pura finta, como antes. Los tramitadores siguen en la puerta de la Municipalidad. La policía está más desprestigiada de lo que ya estaba. Y yo no ando sin licencia de conducir.



MAS INFORMACIÓN:
Reportaje: La seguridad de los cascos

2 comentarios:

Cascos motos dijo...

Buena información Básica y muy elemental, gracias por compartir

Cascos motos dijo...

Buena información Básica y muy elemental, gracias por compartir